HOMENAJE AL POETA DAVID GONZÁLEZ en POEX GIJÓN
Hace 5 días
(Cita de R. Fogwill)
![]() |
Obra de Banksy |
Asomo un rato por aquí para decir algo obvio, dada mi desaparición absoluta de éste medio: termina un año complicado. Quizá el año más duro que me ha tocado vivir hasta ahora desde cualquier punto de vista en el que se me ocurra analizarlo (cosa que, por otro lado, no me atrevo a hacer). El breve balance que puedo hacer, sin embargo, no es malo: la gente a la que quiero sigue a mi lado, mi apuesta empresarial empieza a funcionar bastante bien y mi libertad geográfica sigue más o menos intacta. No voy a quejarme, pues, aunque 2011 me haya puesto a prueba y haya buscado los límites de mis fuerzas durante 365 días, sin perdonar uno.
Pero como éste no es, en esencia, un blog personal, no voy a seguir por ahí.
Y diré otra obviedad: embarcarse en una aventura “empresarial” (entrecomillo porque todavía me da la risa) deja muy poco tiempo libre. No escribo nada, pues, aunque no me duele en absoluto. Tiempo habrá: nunca pude escribir mientras vivía y sólo puedo escribir en tiempos de reposo. Eso sí, me duele leer menos, pero ya voy encontrando mi ritmo, mis tiempos, y hueco para ello. No en vano siempre he levantado una ceja ante todo aquel que afirma que no lee porque no tiene tiempo, así que no puedo alegar eso.
Así que, aunque soy una romántica, y el papel es el papel, y aunque recibí éste regalo con escepticismo, resulta que me encanta el Kindle (salvo algún detalle que no me convence). Le prometí a Pedro que contaría en el blog pros y contras, y qué mejor día que hoy, para cerrar el año (y quién sabe si el blog).
Para mí es un buen invento. Me explicaré con un par de ejemplos: Recuerdo un verano en que me iba a pasar un mes y algo a mi pueblo. Un pueblo sin librerías. Iba a mi casa atestada de libros que nadie quiere, donde lo más decente que se puede encontrar (ojo que me gustan) son las novelas de Agatha Christie. Busqué una novela densa que me acompañara todo el mes y me llevé a Bolaño, supongo que no hace falta decir cual de sus novelas, pero va otra obviedad: “2666”. Un día hubo restricciones de agua en el pueblo y llenamos un barreño que cubrimos con una toalla. Yo, en mi línea habitual de despiste, un par de días más tarde posé 2666 sobre el barreño un segundo, olvidando que una toalla no es algo rígido ni mucho menos. Hacer inmersión en la literatura contemporánea chilena nunca fue tan literal. Inmersión y buceo. Así que acabé usando un electrodoméstico que nunca uso, el secador, para que 2666 no se constipara y sus hojas no se pegaran, y terminé leyendo una novela que pasó de pesar una tonelada a pesar SEIS.
En otra ocasión buscaba una novela breve para llevarme a Turquía y no se me ocurrió nada más y nada menos que llevarme a Rulfo. Siguiente obviedad: “Pedro Páramo”. No lo leí, claro, y aprendí que a Rulfo sólo se le puede leer en soledad.
Quiero decir con esto que, si hubiera tenido el libro electrónico que ahora me han regalado, me hubiera ido a mi pueblo con 400 novelas que habrían ocupado 50 gr todas juntas, o hubiera cambiado a Rulfo por Stephen King en un segundo. No es menos cierto que si hubiera apoyado el Kindle sobre el barreño, en fin, no lo quiero ni imaginar.
Va otra ventaja, para mi al menos: Vivo en un piso que es más bien un estudio, al que llegué hace siete años con un único equipaje: siete cajas grandes de cartón de las cuales al menos cuatro estaban llenas de libros. Tenía una estantería y la llené. Compré otra y la he ido llenando. En mi piso no cabe ya mucho más. Es el típico piso en el que si dejas fuera tres vasos, ya se ve hecho un “bardal”. En el Kindle podré almacenar unos 1.500 libros, lo cual es una solución grandiosa para mí.
Más ventajas: No se me cansa la vista. No más que leyendo en papel, vaya.
Desventajas: La única que se me ocurre es que a la hora de anotar algo, el teclado con el que cuenta se maneja con dos botones y te obliga a pasear por un teclado digital e ir validando letras, lo cual hace que todo vaya muy lento. Subrayar es rápido y está conseguido. Pasar páginas también está muy logrado y es muy cómodo, pero anotar algo NO. Cierto es que yo no tomo notas habitualmente, ya que leo por ocio y vicio, pero el hecho es que no va muy bien para subrayar y/u/o tomar notas. Quizá un Kindle anterior o cualquier libro electrónico con un teclado físico con todas sus letras sí lo sea. No lo sé, oigan.
En resumen, que hubiera preferido un iPad, jojojojo por pedir…, pero no voy a quejarme, estoy feliz con el Kindle4.
Últimas lecturas interesantes que no he comentado en el blog y que sólo apuntaré porque no me puedo entretener hoy mucho más, son:
“Desorden moral”, de Margaret Atwood. Son relatos no directamente hilados, cuyos personajes pertenecen a una misma familia o entorno, aunque cada uno transcurre en diferentes décadas. No es novela, pero lo parece. No es relato, pero lo parece. Me ha gustado mucho.
“Pastoral americana”, de Philip Roth. Primera parte de la trilogía americana. Me ha gustado mucho, aunque el final me ha defraudado un poco, lo confieso.
“Ardiente secreto”, de Stefan Zweig. Curioso, sin más. Aunque el final da para tertulia.
Abrazos a todos, nos leemos.
Feliz año 2012.