Me parece un acierto por parte del director, Félix Fernández de Castro, el haber recurrido a los verdaderos protagonistas de esta historia y hacer más un documental que otra cosa. Me parece un acierto también el que hayan usado los dibujos de Miguel Gallardo – el padre de María – para “animar”, aligerar la historia y solventar algunos momentos mágicos que no se podían rodar sin romper el aire documental.“María y yo” es una historia tierna que nos enseña a entender el autismo, y en un momento dado, hasta nos da un tirón de orejas por reaccionar como lo hacemos al mirarles como lo hacemos.Es una película optimista, pese a hacerse preguntas que uno se plantea todo el tiempo del metraje, como son… ¿Y qué pasará con María cuando sus padres no estén? Preguntas que lógicamente los padres se hacen y cuyas respuestas se rodaron sin tapujos. Cuando lo ves no sabes bien si soltar una lagrimilla o una sonrisa.Finalmente, para el que disfrute con éste tipo de historias, otra muy recomendable es el documental “Las alas de la vida”, de Antoni P. Canet. Es recomendable verla con una buena provisión de pañuelos de papel, eso sí.
Trailer de "María y yo"
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